
Por Jorge González.
El catastrofismo y la bipolaridad siempre formaron parte del cadismo. Afirmaciones históricas como “el Cádiz es muy malo”. Preguntas como ¿Cuánto perdió el Cádiz? Son ejemplos históricos clarividentes del pesimismo exacerbado cuando la moneda salía cruz. Todo ello inversamente proporcional a cuando las rachas son buenas. “A Primera” o “Este año subimos”, suelen tener el mismo denominador común. Incluso, la frase optimista y la pesimista es normalmente señalada por la misma persona en una misma temporada.
Los que no nos dejamos desquiciar, intentamos vivir ajenos en las rachas positivas y en las negativas. Bipolaridad instaurada en los rotatorios y medios, que de una a otra semana pueden pasar de una lectura optimista a otra catastrofista.
El Cádiz es un equipo que ha perdido identidad en su juego. No es el equipo solidario al que nos acostumbraron en estas dos últimas temporadas. Es un equipo perdido, sin peligro y tímido. Pero no nos rasguemos las vestiduras. Es un equipo que en cualquier momento puede dar la vuelta a la situación.
Cuestión de tres partidos para que el mismo que ahora anda diciendo, “nos vamos para Segunda”, aparezca bramando, “nos vamos para Primera”.