
La línea imaginaria que unen estos tres puntos, es precisamente eso, imaginaria. A día de hoy sigue sin encontrarse un acuerdo satisfactorio que favorezca a las tres partes. Un vórtice lleno de corrientes y tempestades que causan el naufragio sin atisbo de arribar a buen puerto.
Analizando las tres partes, podemos observar que están llenas de incogruencias e hipocresía.
De una parte, la agencia del futbolista, IMPLICA-T, afirmaba y presumía en el mercado invernal que clubes como el Nápoles y otros de primera, depositarían la cláusula de rescisión íntegra del extremo, consiguiendo así una mejora sustancial de las condiciones de su cliente. Mayor sueldo y mayor categoría.
De otra parte, el máximo mandatario, Manuel Vizcaíno, en su pose de presidente estricto, sólo se remitía a la totalidad de la cláusula de rescisión para la posible salida del jugador. Un hecho al alcance de clubes saneados y solventes financieramente hablando. Teniendo en cuenta que el Celta de Vigo ha traspasado al internacional Daniel Wass al Valencia por 6 millones de euros, un jugador que no se ha probado en la máxima categoría, podría tener sus ciertos reparos. China e Italia se han topado con la negativa del presidente.
En último lugar, el “comprometido” futbolista, que a modo de rabieta y pataleta, tensa la cuerda en búsqueda de la mejora salarial. Ya lo consiguió el pásado verano y parece ser que en este estío vuelve a ser su única fijación, más allá de la propuesta deportiva.
En definitiva, las tres partes forman un extraño triángulo lleno de misterios y opacidades que impedirán que el Cádiz CF pueda salir a flote.