
Han transcurrido veintisiete años, desde la última culebrita macheteada que se dibujó en Carranza, desde la última diablura del druida salvadoreño y sobre todo desde las últimas ovaciones al unísono del respetable, en forma de pañolada blanca.
Veintisiete años, donde la concepción del balompié, ha ido tomando otro cariz totalmente diferente. Cada vez, es más improbable una anarquía armónica y perfecta dentro de los terrenos de juegos. Ahora impera el orden, el rigor táctico, el posicionamiento y la esquematización de las decisiones.
Pero, fútbol de talento no tiene porque estar reñido con fútbol de sacrificio. Y eso es lo que remarca esta increible y emotiva imagen. La leyenda del pasado imborrable, junto a los nuevos pilares que sustentan el cadismo.
Bien sea desde el Salvador, San Fernando o Rota, todos los caminos conducen al Cádiz CF. Magia y lucha, juntos de la mano. Perpetuando el camino de la historia contada y por relatar. Estrechándose en el sendero de la memoria de cada aficionad@, donde tienen cabida los recuerdos más inolvidables.
Hoy, tras veintisiete años desde el último truco del Mago, fieles servidores de Hércules, siguen custodiando su Templo, sus colores y su afición a base de garra y entrega. Asegurándose que el devenir de este equipo, siga marcado con la tinta de la épica.
¡Capitanes! Que el Dios Guanaco os acoja en su gloria.