
Por Jorge González.
Pocos se acuerdan ya Salvi. Cuando llegaste de la mano de Jorge Cordero de ganarte el pan en los páramos de Extremadura. De Villanovense concretamente. Con fuego en los ojos y sabiendo que aquí había que currar.
Pero de currar sabes de sobra. Pocos se acuerdan ya de cuando jugabas en el Sanluqueño y trabajabas de albañil a la vez. Con la decisión de triunfar en tu tierra y el desafío de si alguna vez tuvieras que salir, fuera por la puerta grande.
Y han pasado tres años, sanluqueño. Tres años que parecen treinta y que te han forjado una historia. Todos lo saben. Todos sabemos que centrado y en buena forma, los laterales izquierdos tiemblan, los entrenadores rivales se desquician, y sobre todo, haces vibrar a Carranza.
Un ascenso. Y dos magníficas temporadas en Segunda, han sido un escaparate para que equipos de Primera se fijen en ti. Llegaron suculentas ofertas cercanas a tu cláusula, pero finalmente te quedaste aquí.
Se te ve ya en forma y centrado. Destrozaste al Elche a tu estilo. A tu forma. Haciendo temblar las piernas del lateral y viendo que es imposible perseguirte. Mejor jugador de la jornada.
¿Qué más tienes que hacer para ganarte un reconocimiento por parte del club, sanluqueño?