TÚ NO ERES DE CÁDIZ, FERNANDO. TÚ ERES DE CANAL SUR
Hay cosas innecesarias, esta es una de ellas. Lamentable. pic.twitter.com/B1Y9GrRkMH
— Fernando Perez (@PerezFernando45) March 26, 2018
Por Jorge González
Que no, Fernando. Que no nos vamos a tragar eso de que “en Sevilla defiendo a Cádiz”. Nunca una palabra espontánea de cariño por tu tierra y tu sangre. Hijo del Barrio Santa Maria. Quién lo diría… Todo forzado y con una sonrisa en la boca que parece más una mueca del Joker de Batman, cada vez que hablas de Cádiz. Todo lo contrario a cuando el aroma a azahar se inflama en tu pecho con el pañuelo en la solapa. Mucho más fino que el olor a caballa asá en la Calle La Palma, faltaría más.
No nos molesta que prefieras una cerveza helada en la Fresquita de Sevilla con su olor a incienso todo el año, a una lata de Cruzcampo en el club Caleta. No es eso, Fernando. Es ese aire altanero y soberbio cada vez que miras a los tuyos desde el altar de San Juan de Aznalfarache. Son esas palabras de reprobación hacia todo lo ordinario y espontáneo de tu tierra. Si tu tierra, aunque a veces pueda atormentarte Fernando.
Ahora te parece un insulto el que dos aficionados cadistas, de manera espontánea y con un arte al que ni siquiera puedes aspirar a entenderlo,, vistieran su penitencia de amarillo.
Acepta este consejo, Fernando. Renuncia a la retransmisión de tu corporación. Si, esa misma que en cada Febrero hace el Agosto en Cádiz. Aquellos que comercian y compran a un precio irrisorio, coplas originales y una escenificación inédita cada año. Disfrazados y en libertad. Hombres y mujeres que utilizan su ingenio y que tu corporación vende a sus patrocinadores a precio de oro. Renuncia a esa retransmisión, Fernando. Porque el CARNAVAL es tan grande que ni siquiera lo puedes entender. Y esos dos hombres que iban disfrazados en su penitencia cadista, es la máxima expresión de un pueblo en libertad. Es una forma de vida. Una forma de sentir.
No pedimos que nos entiendas, Fernando. Te pedimos que nos respetes y que no nos mires con ese clasismo que cada vez nos da más asco.